martes, 27 de octubre de 2015

Adaptación del cuento folclórico "Todo tipo de pieles".

TODO TIPO DE PIELES


Érase una vez hace muchos años, en el lejano oriente, dos jóvenes reyes llamados Alfonso e Isabel.
Esta pareja tenía un solo deseo, tener un precioso hijo. Al cabo de un tiempo, Isabel le anunció a su marido la gran noticia de que estaban esperando una niña, a la que dio a luz meses después.
Al nacer su hija, a la que llamaron Catalina, la reina cayó muy enferma. Alfonso muy apenado no se separaba de ella ni un segundo, atendía todas sus necesidades y la cuidaba como si de su propia vida se tratara.

Un día, Isabel, al ver que estaba tan grave, le dijo a su marido que cuidara muy bien de su hija y le pidió dos cosas; la primera, debía entregarle a su pequeña su anillo de bodas, una cadena con dos colgantes y otra de una virgen que sacó de una pequeña arquita. El segundo favor que la joven reina suplicó a su esposo fue que, cuando su hija creciera, debería procurar que se enamorara y casara con alguien que la amara, cuidara y respetara y que nunca la obligara a hacer algo en contra de su voluntad.

Poco tiempo después, la reina falleció y él estaba tan triste que no quería salir de su habitación, ni comer, ni estar tan siquiera con su preciosa hija. Sus consejeros le animaban para que conociera a otras gentes, cumpliera con las obligaciones propias de un rey y sobre todo cuidara de Catalina, ya que era la única persona capaz de sacarle una sonrisa.
Pasaron los meses y  Alfonso, aún dolido, fue a ver a la niña a sus aposentos, ya que había prometido a su difunta esposa que cuidaría de ella. El rey continuó viéndola a diario y esto animó a uno y a otra; él comenzaba a disfrutar de la ilusión que hacía tiempo había perdido y en ella iba surgiendo un sentimiento que nunca antes había tenido.

La princesa fue creciendo y  la relación con su padre era ya muy especial, hasta que un buen día, cuando el rey miraba distraído por uno de los ventanales de la torre, vio a lo lejos una silueta que se alejaba caminando por entre los pasajes del jardín. En ese momento, le vino a la cabeza la imagen del rostro de su esposa y se dio cuenta de que, al compararla con la de su hija, eran prácticamente idénticas.
Una lágrima recorrió su mejilla. Fue entonces cuando descubrió que su pequeña Catalina se estaba haciendo mayor y había llegado el momento de entregarle los obsequios que la reina Isabel le dio en su día.
Lo haría al día siguiente, coincidiendo con su cumpleaños. Alfonso hizo llamar a su hija para que fuera a hablar con él de inmediato. Se sentó con ella al lado de la chimenea y buscando entre sus ropajes, sacó una pequeña caja que abrió mostrándole lo que contenía dentro, el anillo y los dos colgantes de oro.

Fue transcurriendo el tiempo y el rey observaba que Catalina no encontraba el amor, por lo que no podría cumplir el segundo deseo de su esposa. No soportaba la idea de que su pequeña e indefensa hija encontrara un hombre que a él no le agradara.
Al ver que la princesa no estaba interesada en buscar pareja, Alfonso mandó a sus consejeros ir en busca de un buen príncipe, apuesto e inteligente, que fuera capaz de llevar las riendas de su reino cuando él ya no pudiera.

Al poco tiempo, los ayudantes del rey convocaron una cita con cinco príncipes, a la que debería asistir también la princesa Catalina, aunque aún no tuviera la intención de buscar el amor, ya que prefería disfrutar de la vida.
Fueron pasando por la sala de uno en uno, y como era de esperar, a la hija del rey no le gustaba ninguno de ellos, sin embargo a Alfonso sí. El desesperado padre se fijó en uno de los príncipes que a allí acudieron, un hombre alto y delgado con mucho dinero que prometía querer y cuidar a su hija. Se llamaba Rodrigo.
Al despedirse de ellos, se reunió con la princesa para aconsejarle sobre lo que había pensado, pero ella se negó. El rey se enfadó tanto por su impertinencia que obligó a su hija a casarse con Rodrigo y debiendo hacerlo lo antes posible. Sin duda parecía que había olvidado el deseo de su mujer antes de morir.
Catalina estuvo toda la noche pensando en lo que su padre pretendía que hiciese y se le ocurrió una brillante idea: le pediría al rey como regalo de bodas tres vestidos que estaba segura de que le sería imposible conseguir, de esa manera alargaría la fecha de casamiento.

Así fue.  Por la mañana fue a hablar con Alfonso y le pidió esos tres vestidos, uno tan dorado como el sol, otro tan plateado como la luna y el último tan brillante como las estrellas. El padre estaba un poco enfadado porque su hija era muy caprichosa, pero al final, aceptó. Mandó a sus consejeros que pidieran hacer esos vestidos a los sastres de palacio, por los que pidieron una enorme cantidad de dinero, pero aun así haría lo que fuera por ella.
Pasados los tres meses, los vestidos estaban ya terminados y la princesa se quedó desarmada, ya que pensaba que tardarían mucho más tiempo en hacerlos.
Catalina no sabía qué hacer para atrasar aún más la boda, pues no quería casarse con una persona a la que no conocía. Entonces se le ocurrió otra cosa con la que su padre podría obsequiarle. Le dijo que quería como último regalo un abrigo hecho con un trozo de todos los tipos de pieles de animales que existieran en el mundo.
El rey pensó que el deseo de su hija era una locura, ya que veía prácticamente imposible que alguien pudiera hacerle un abrigo así, pero a pesar de esto, aceptó su petición.
Al cabo de un año, ya habían podido conseguir todas las pieles y pasado un mes, acabaron el laborioso trabajo de la confección del abrigo. Alfonso se lo entregó a la princesa, pese a que le parecía horroroso y gigante, ya que tenía una capucha que no dejaba ver su rostro y era tan largo que cubría sus pies.

El rey no consintió más deseos de su hija y puso fecha al enlace, se casarían el domingo próximo.
Catalina, muy triste por la obligación de casarse con alguien a quien no amaba, urdió un plan. Cogió una mochila en la que metió el anillo, los colgantes de su madre y los tres vestidos que mandó hacer, se puso el abrigo y se escapó del castillo.
Estuvo caminando por el bosque durante mucho tiempo, escondiéndose constantemente en todos los lugares que encontraba y consideraba seguros.

Ya llevaba más de una semana andando, estaba muy sucia y cansada, por lo que en una de las ocasiones se resguardó en el interior de un árbol. Estaba dormida aún cuando por la mañana escuchó las voces de unos hombres que parecía que iban de caza, ya que estaban acompañados de sus perros, siendo estos quienes la descubrieron.
Uno de los hombres que allí estaba le dijo que saliera, que no se preocupara ya que no iban a hacerle nada. Ella se imaginó que se trataría de un príncipe, porque uno de su cuadrilla le había llamado majestad. Catalina salió de su escondite tapándose la cara, la montaron en un caballo y la llevaron a palacio, eso sí, siempre tapada con su capucha confeccionada con todo tipo de pieles.

Cuando llegaron a la enorme mansión, el príncipe Carlos, pidió a las criadas que le lavaran el cuerpo y le quitaran aquel sucio y horrible abrigo, pero ella se opuso; solo consiguieron lavarle las manos y un poco la cara.
La princesa comenzó a trabajar en la cocina y se hizo muy amiga del mayordomo Hans. No se quitaba el abrigo para nada, nadie del servicio conocía su cara. Desde entonces la empezaron a llamar Toda clase de pieles.

Fueron pasando los meses y llegó a sus oídos que el príncipe Carlos estaba buscando esposa. Se celebraría un baile de tres días seguidos, a los que solamente podrían asistir las princesas y sus familiares.
Al día siguiente llegó el gran día, el primer baile de palacio. Catalina pidió a su amigo Hans, el mayordomo, que la dejara ir a verlo, ya que nunca había tenido el placer de hacerlo
Él la dejó, pero con la condición de que llegara pronto para hacerle un caldo al príncipe, que estaría muy cansado después de la noche que le esperaba.
La princesa fue rápidamente a su habitación, se quitó el abrigo y se puso el vestido tan dorado como el sol, se hizo el mejor de los peinados y salió en busca de Carlos.
Consiguió bailar con él. Al príncipe le pareció una chica muy interesante, pero no pudo saber quién era ella.
Un poco antes de que acabara el baile, Catalina fue a su habitación, se puso el abrigo de todo tipo de pieles y bajó a la cocina a prepararle el caldo a su ya amado. Mientras lo hacía, echó en ese caldo uno de los colgantes que tenía guardados, le llevó la cena y mientras se la tomaba, el príncipe, lo obser vio que en el fondo de su cuenco había algo metálico. Lo observó atentamente, cogió y lo guardó en un cajón.

Al día siguiente era el segundo baile. La princesa hizo lo mismo, pero esta vez se puso el vestido tan plateado como la luna y bailó mucho más tiempo con Carlos.
Al hacerle la cena, dejó caer en el cuenco el segundo colgante que tenía en su cadena de oro, el príncipe volvió a notarlo y también lo guardó

Por fin llegó el tercer y último baile, el decisivo. Al ser la última noche, Catalina se puso el vestido tan brillante como las estrellas y el príncipe estaba tan prendado de ella, que bailaron toda la noche. Carlos, antes de que la princesa abandonara el lugar, le puso un anillo en su mano sin que se diera cuenta.
Volvió a hacerle el caldo como las noches anteriores, y esta vez le puso el anillo.
El príncipe le pidió que se quedara en la puerta mientras se tomaba el caldo y sacó el anillo del cuenco. Le preguntó que si sabía de dónde procedía esa sortija y ella, disimulando, se lo negó.

Este fue el momento en el que Carlos la agarró de la mano y le dijo que aquel anillo era la pareja del que ella tenía. La princesa sorprendida tiró el abrigo al suelo y dejó ver su vestido precioso de esa noche.

Todo se descubrió, y el príncipe pidió que se casara con él.

Desde entonces viven felices en su gran palacio.



He modificado:

- He introducido los nombres de los personajes.
- He suprimido los detalles de la muerte de la madre.
- He cambiado el segundo deseo de la madre antes de morir.
- He introducido la obligación de su padre para casarse con un príncipe.
- He resumido los días de baile.

He mantenido:

- El deseo de los reyes de tener un hijo y que sea una hija.
- El primer deseo de la reina antes de morir (anillo y cadenas).
- Los regalos (3 vestidos y abrigo de pieles).
- La salida de la princesa del castillo por una obligación de su padre.
- Relación de la princesa con el mayordomo.
- Los 3 bailes y escenas del caldo.
- El final.


Considero que este cuento adaptado es idóneo para niños de 3º y 4º de primaria (8-9 años), ya que el vocabulario que se usa es adecuado para ellos y el tema es más fácil de comprender por niños de estas edades.



Webgrafía

- Teoría de la asignatura (bloque 2)

http://www.ilustrados.com/tema/11909/metodologia-necesaria-para-adaptacion-cuentos-ninos.html

- http://cuentosyleyendasdelmonopepe.blogspot.com.es/2011/05/como-adaptar-los-cuentos-folcloricos.html

-http://es.slideshare.net/Hainoo/todo-lo-que-debes-saber-sobre-literatura-infantil


lunes, 26 de octubre de 2015

Biografía de L.Fante (voluntaria)

Luis Fante nació en Zoolándfrica, siendo aún muy pequeño, tanto, que no recuerda el año.
Comenzó a formarse en la escuela local, caracterizada por estar anclada en un estrato arbóreo arbustivo y allí aprendió a tallar figuras de marfil.

Más tarde, entró en la Universidad La Sabana, donde cursó Música y se especializó en el barrito, sonido mediante el cual expresaba sus sentimientos y emociones. 

Esta enorme y gran persona tenía la peculiaridad de que, cuando llegaba el verano, agitaba sus gigantescas orejas para abanicarse, por lo que, como ya podría deducirse, era un señor con un apreciable pabellón auditivo, al mismo tiempo que disfrutaba de un excelente olfato.

A los pocos meses de su salida de la universidad, fue llamado para formar parte de la mejor orquesta que había en Zoolándfrica, siendo aceptado y catalogado como uno de los mejores integrantes en la utilización de instrumentos de viento.

Actualmente, L.Fante es feliz allí.

martes, 20 de octubre de 2015

El pequeño abeto (mejorado)

El pequeño abeto






He elegido este libro porque desde pequeña me lo contaba mi padre y lo recuerdo con mucho cariño. 
A parte de esto, recuerdo que era un libro muy divertido, ya que no sabía que iba a suceder cada vez que el abeto pedía unas nuevas hojas.
Bajo mi punto de vista, es adecuado para los alumnos de primaria, de entre 1º y 2º, ya que son capaces de comprender y asimilar el contenido del mismo.



María Eulalia Valeri

La escritora, María Eulalia Valeri, nació en Barcelona el 14 de marzo de año 1936, poco antes de estallar la Guerra Civil Española. Estudió magisterio en la Universidad de Barcelona y se ha desarrollado como maestra, pero también como bibliotecaria y como escritora se especializó en libros para niños. Ha colaborado en obras colectivas destinadas a la educación básica y ha traducido y adaptado cuentos para la escuela.




Montserrat Brucart

Dibujante e ilustradora de cuentos infantiles y libros de texto. Nació en 1952 y estudió en Barcelona. Ha trabajado para la editorial La Galera, Vicens Vives, Jocs Educa y Teide.
Fue directora de la escuela de dibujo y diseño, Cop d'ull.
Es miembro de la asociación profesional de ilustradores.



Ficha bibliográfica:

Título: El pequeño abeto
Autor: M. Eulalia Valeri
Ilustrador: Montserrat Brucart
Editorial: laGalera
Fecha 1ªedición: 1986
Edad en la que me baso para realizar este análisis: 6-7 años



FORMATO

Es un libro manejable, pesa poco; sólo tiene 24 páginas, por lo tanto es ligero para cualquier niño de primaria. La portada es atractiva, llama la atención a los alumnos, ya que a estas edades se fijan mucho en las ilustraciones para imaginarse lo que están leyendo, además de esto, son muy flexibles, lo que ayuda al niño a transportarlo y leerlo.
En cuanto a las ilustraciones, no son estereotipadas, ya que no suelen ser las que utilizan todos los ilustradores, salen de lo habitual.



La tipografía es adecuada para primer ciclo de primaria, es cursiva, por lo tanto es fácil de leer, pese a que no se encuentre con facilidad hoy en día en el entorno escolar. El tamaño, disminuye con respecto a niveles anteriores, por lo cual pasa a ser el adecuado para esta edad. Los textos son cortos, por eso está dedicado a los niños de 6 y 7 años que aún no han aprendido a leer fluido textos grandes.




CONTENIDO

El pequeño abeto estaba triste porque quería tener las hojas más bonitas, ya que los demás árboles eran mejores que él. Quería las hojas de oro, le concedieron el deseo, pero por la noche un ladrón se las robó. Quería las hojas de cristal, las tuvo, pero por la noche el fuerte viento se las tiró todas. Después quiso tener las hojas grandes y verdes, y así fue, pero al día siguiente unas cabras se las comieron. El pobre abeto se quedó desnudo y paso mucho frío, entonces se dio cuenta de que sus hojas fuertes y puntiagudas de abeto le resguardaban y protegían, así que las pidió y por la mañana ya tenía otra vez sus hojas y creció hasta conseguir ser un abeto grande y alto.

El tema principal del libro es el deseo de ser diferente, sentimiento que surge también en los niños de estas edades, que en muchas ocasiones buscan ser los mejores porque no se gustan a sí mismos.
En este caso, los temas secundarios son, la diferencia entre seres, la belleza de los distintos materiales y la caducidad de las cosas que poseemos. El abeto quiere ser de cristal, de oro y de hojas grandes, verdes y preciosas para ser más bonito que los demás árboles. 
Por otro lado, el abeto se va dando cuenta del tiempo que duran los regalos que se le entregan y la fragilidad y durabilidad de los materiales.

La estructura es lineal, ya que tiene planteamiento, nudo y desenlace.
El planteamiento es que el pequeño abeto está triste porque no le gustan sus hojas puntiagudas y fuertes, quiere ser diferente, más bonito que los otros árboles.
El nudo es la búsqueda de las hojas con las que quiere sentirse feliz y cómodo.
El desenlace es el momento en el que reconoce que tal y como él era es feliz y se encuentra a gusto y así se hace grande y alto.

El personaje es el pequeño abeto, un arbolito inseguro que desea ser como los demás árboles o incluso mejor. Es un poco indeciso, ya que no sabe lo que quiere, todas las hojas que pide son muy bonitas pero poco resistentes.
En mi opinión este personaje es adecuado para los niños de 6 y 7 años, éstos se pueden identificar perfectamente con él ya que con estas edades los alumnos son inseguros y muchas veces buscan ser mejores que los demás.

Los personajes secundarios son, el ladrón, que le roba las hojas de oro al abeto, el fuerte viento, que le rompe todas las hojas de cristal y las cabritillas que se comen sus verdes, grandes y preciosas hojas. Roles que conocen ya los niños a estas edades.

Los valores que tiene el pequeño abeto es que es de ideas firmes, quiere unas hojas más bonitas y estar a gusto consigo mismo, que como ya he dicho anteriormente, lo relaciono con los receptores, ya que los alumnos de esas edades muchas veces quieren o desean otras cosas que ellos mismos no tienen, buscan estar a gusto con ellos mismos cambiando aspectos que no valoran. 
Los contravalores son la envidia, la frustración… contravalores que los niños no sabrían identificar como tal, pero si tener una ligera idea de por qué el abeto quiere tener unas hojas que no son las suyas. Los alumnos de primero y segundo de primaria suelen frustrarse ante algunos problemas, ya que no están acostumbrados a hacer cosas de las que son incapaces, y se decepcionan al no conseguirlo.

El lenguaje que se emplea en este libro es adecuado para los lectores de primero y segundo de primaria porque es una lectura sencilla y ligera como ya he comentado anteriormente. Al tener poco texto, las oraciones son muy sencillas y también rompe la monotonía del narrador introduciendo frases que enuncia el propio protagonista.
El vocabulario es sencillo, tierno, los lectores pueden entender perfectamente las expresiones.


CONCLUSIÓN

Como conclusión, utilizaría este cuento en el aula de primero y segundo de primaria, ya que me parece muy adecuado para los alumnos de estas edades, porque se puede tratar el tema del amor propio en clase, intentar que entiendan que deben quererse tal y como son, sin desear tener mejor aspecto que los demás, porque cada uno es único.

Asimismo, plantearía una pregunta a los alumnos, ¿qué nos hace diferentes de los demás? Y debatir en clase haciendo que vean así sus cualidades y el por qué deben quererse a ellos mismos.


Webgrafía


www.enciclopedia.cat/EC-GEC-0069012.xml


http://labitacoradelasmalicias.blogspot.com.es/2010/12/ficha-bibliografica-intercambio-de.html


http://www.buscalibre.es/libro-el-pequeno-abeto-m-eulalia-ilustraciones-de-montserrat-brucart-valeri/3050320/p/3050320#descripcion


http://www.museudemanresa.cat/artistesfitxa/1970


http://www.bebesymas.com/desarrollo/frustraciones-infantiles-las-causas-de-la-frustracion-en-los-ninos