miércoles, 13 de enero de 2016

La historia de mi apellido, Molina. (Actividad voluntaria)

Hace ya muchos siglos, en un lejano y bastante poco accesible pueblo de Castilla, llamado Salsipuedes, gobernaba un rey muy joven, Don Alonso de Castilla. 

Era un pueblo muy pequeño perdido entre los riscos de las montañas que tenía la peculiaridad de que en él, solo habitaban 10 personas.
La razón por la que tan pocos habitantes residían en Salsipuedes era simplemente esa, el nombre.

Los peregrinos que pasaban por los aledaños del pueblo, al ver su nombre y el viejo y descuidado aspecto que se intuía a lo lejos, ni siquiera se atrevían a poner un pie en sus calles.

Lo más característico que tenía Salsipuedes eran dos molinos de viento, uno a la entrada y otro a la salida, que solamente movían sus aspas cuando caía el día, aunque nadie sabía el por qué.

Una mañana, un peregrino se adentró por las vallas del pueblo, sin detenerse a leer el cartel en el que figuraba su nombre.
Todos los habitantes que le vieron, se quedaron asombrados ya que no podían explicarse cómo se había atrevido a entrar.
Él tenía una misión, quería hablar con el rey y proponerle varios asuntos que rondaban su cabeza.

Al encontrarse con Don Alonso, le planteó la idea de cambiarle el nombre al pueblo, ya que asustaba a la gente que quería entrar en él.
El rey aceptó su brillante idea y entre los dos decidieron llamarle Molina, ya que los molinos de la entrada y salida eran fundamentales para el pueblo y constituían su pequeña riqueza al servir para moler los cereales que cultivaban en sus campos situados al pie de las montañas.

Desde entonces, ocho aspas de oro, un campo de azur con una torre de plata, una rueda de molino y tres flores de lis, son el emblema del pueblo.





1 comentario: